La verdad es que no creo más que en el dios de las pequeñas cosas, en ese que me hace levantar la mirada con asombro porque una nube parece una lenteja, o porque un árbol se resiste a morir con unas hojas nuevas.
La verdad es que mis dioses no obran grandes milagros, se limitan simplemente a hacerme sentir el placer que habita en los detalles.