jueves, 26 de abril de 2012

Un perro herido que se lame


De tanto tiempo al tiempo que le he dado,
el tiempo se ha empachado de sí mismo,
me toca lubricar el mecanismo
que está, tras tanta ausencia, algo oxidado.

Ya basta de ponerme como excusa
la fiebre creativa en otros lares.
Retomaré mis juegos malabares
me quieran ayudar, o no, las musas.

Voy a volver porque me quedan ganas
de andar exorcizando la fatiga
igual que un perro herido que se lame.

Intentaré volver cada semana
para saldar la deuda que atosiga
mi férrea cerrazón, mi ausencia infame.

viernes, 20 de abril de 2012

FORÁNEOS COMO EN CASA Antonio Martínez

Para Stewart 19/04/2012

 

 
Cuando te dé otra vez por cumplir años
mejor da parte previo a tus compadres
no tengamos que hacerte unos apaños
ni hayamos de mentar a nuestras madres.

Procura, la próxima vez que ocurra
tenernos enterados de antemano
no sea que te demos una curra
o que impacte tu rostro con mi mano.

Si quieres ocultar la edad que tienes
no es este el modo de llevarlo a cabo,
los años se reflejan en la cara.

Igual te esperaremos, si es que vienes,
me miro a ver si tengo algún centavo
y te pago un manchado en el Nogara.

Antonio Martínez

miércoles, 4 de abril de 2012

Duerme, duerme tranquila

Para Noa 

Salto con decisión felina cuando lloras,
como un animal que actúa. Puro instinto.
Abandono mis luchas, mis borrones,
dejo una nota al aire si hace falta...

Salto como un resorte, así, mecánicamente,
y da igual que lleve puestas o no 
las zapatillas.

Lloras, y como lloras, todo lo demás
es absolutamente silencioso,
como una estepa solitaria 
apenas acariciada
por una brisa suavísima.

Lloras y nada importa,
nada, nada, nada,
te haces más epicentro,
más epicentro aún
si cabe, todavía.

Y voy y te acaricio
y te digo: "Pequeña,
duerme, duerme tranquila."
y me oyes
y duermes.
Porque tengo la llave,
azul, de tu consuelo.

Y vuelvo a mis borrones
y regreso a mis luchas
y aprovecho tus sueños
y te escribo estas cosas.

lunes, 2 de abril de 2012

Lo que asusta es lo nuevo


Hasta ahora he vivido de diez cada minuto,
y tengo ya unos años, ¿porqué rectificar?
ni rompo la baraja, ni me acojona el luto,
hoy vivo, vivo ahora, mañana se verá.

Que la muerte no asusta, lo que asusta es lo nuevo,
y yo siempre he pensado que el verbo perecer,
se conjuga y no sé, si suspendo o apruebo
como un futuro incierto del verbo aparecer.

Acabaré acostado en un colchón de pino,
o mejor a la brasa (si se puede elegir).
Sereno y sin temores, pensando que el destino
me la jugó con cartas de marca Falomir.

Pero en fin, ya se sabe que el tiempo es un verdugo,
que no entiende de moda, ni buena educación.
Intentaré que, al menos, su maloliente yugo
no me deje en la nuca la típica hinchazón.

En fin, que no divago entre pitos y flautas,
y que entre Valdemoro y Pinto el autobús
me acerca y me retira de una verdad incauta,
y en esa resonancia me evito el patatús.