martes, 27 de mayo de 2014

Entendiéndolo todo



Cuánto me gustaría decirte que estás vivo,
pero algún desaprensivo ha olvidado
conectar los electrodos al pentagrama,
y este silencio sordo de lineas paralelas
es demasiado evidente como para ocultarlo.

Así que no intentaré engañarte
con el camelo del sueño y la vigilia,
con la mentirijilla
                          piadosa
                                     del desmayo. 

No borraré las pisadas salvajes del olvido
en un intento ridículo de silenciar la realidad,
por siniestra,
por infame.
Por hija de puta
(resumiendo).

Cuánto me gustaría
no tener que señalarte las heridas,
no tener que explicarte
que la ausencia de dolor
es lo que nos separa a los que estamos vivos
de los que no lo estáis.

Odio la idea de romperte
todos los esquemas del espacio-tiempo.

Pero algún desaprensivo,
algún desalmado,
ha robado todos los segunderos a los relojes,
y no existe latido
que salte tal abismo.

Así que estoy aquí urdiendo un plan de fuga,
un modo de evitarme el sobresalto
de descubrirme en tus ojos
entendiéndolo todo.

viernes, 23 de mayo de 2014

Que tiraste la piedra


Que me clavé tu aguja en el granero,
Que me enseñaste cuánto vale un peine,
que le diste su forma a mi zapato,
que me marcaste un gol con el empeine.

Que me rompiste todos los esquemas
que comulgué con ruedas de molino,
que fuiste sin esfuerzo juez y parte
que me deje engañar igual que un chino.

Que perdí la cabeza nuclear
que me ataste al carajo en el naufragio
que me hiciste borrón y cuenta nueva
que te burlaste de mi mal presagio.

Que tuviste y me echaste a mí la culpa
que borraste el archivo y la memoria,
que envidaste a la vida de farol,
que tapiaste las puertas de la gloria.

Que rompiste la suerte y el espejo
que me pagaste con otra moneda
que arruinaste las ruinas de mi casa
que me atrapaste en tus hilos de seda.

Que tiraste la piedra y escondiste
la mano que domina mis idiomas.
Que inventaste esta especie de cadáver
que en el filo de un espejo roto asoma.

lunes, 19 de mayo de 2014

Vomitar


Ahora es que nos toca vomitar.

Conocernos la línea de la vida
y horadar atajos imposibles
hacia futuros inhóspitos
plagados de mentiras
demasiado evidentes.

Arrancarle las alas a las moscas
como niños (o sádicos
con ínfulas de dioses descreídos).

Troquelar la silueta del espejo
para arrancarnos de cuajo
del fondo y de las formas, 
y que no quede más
que nuestro espacio vacío,
esperando sin miedo
la hora del colapso.

Ahora es que nos toca vomitar.

Hartarnos de tanto hartazgo prematuro,
de tanta nimiedad encumbrada y radiante,
de la vacua arrogancia vertebrada
en un sinfín de sobrenombres absurdos.

Ahora es que nos toca 
abrazarnos con fuerza al inodoro,
y sofocar las arcadas,
deshacernos de esa baba espesa
que se abraza a la úvula
como una madre a un hijo
antes de una hecatombe.

Buscarnos las cosquillas,
establecer parámetros
que dejen claro el signo
de todas nuestras guerras,
sabernos de memoria
el sabor del silencio,
la amargura de todo
este dolor repetido.

Ahora es que nos toca vomitar,

regurgitar los engaños
de los antepasados
y aprender las historias 
de la historia olvidada.

Volver sobre las huellas
para no dejar rastro
y evitar el desastre
de temblar o rendirnos.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Lo importante



Lo importante no es que tengas en los ojos

más luz de la que cabe en mi mirada,
ni que seas capaz, solo existiendo
de dar sentido a todo lo demás, 
(y aquí te hablo de universos
o aleteos minúsculos,
de paradojas
o de gilipolleces)

Lo importante no es
que habite entre tus manos más la vida,
o que nazcan de tu sombra los inviernos,
o que tu ritmo marque mi latido,
o tu silencio arranque mis palabras.

Lo importante no es que estés tan cerca
de estar aunque no estés, que estás, eterna.
ni que tu huella fije el epicentro
de todos mis seísmos interiores,
ni que un centímetro cuadrado de tu cuerpo
mida más años luz que una galaxia,
lo importante no es eso.

Lo importante no es que tengas sueños
y que se cumplan y todo sea perfecto,
lo importante no es que se arrodille
el destino a mirarte como un súbdito.

Lo importante querida es que no sabes
ni una sola de todas tus virtudes,
y te paseas así, como si nada,
como si tu milagro cotidiano
no tuviera que ver nada contigo.

sábado, 3 de mayo de 2014

Poco a poco

No soy de los que dicen: "¡Bueno basta!"
y ponen pie en pared y todo al traste,
no sufro ese rencor, crudo, que aplasta,
ni sufro del orgullo su desgaste.

No soy de los que sueltan la patada,
de los que matan moscas con el rabo,
mi rabia siempre tiende hacia la nada,
y siempre acabo asido a un rojo clavo.

No soy de los que van al campanario
fusil en ristre a hacer como quien mata,
no soy de los que actúan a lo loco.

No soy un capitán, no soy corsario,
no soy lo que no soy, (hablando en plata)
pero eso está cambiando poco a poco.

De repente



De repente no tengo más que miedo

colgando de mi corazón maltrecho,
de repente descubro que no puedo
con tanta oscuridad ahí al acecho.

De repente no tengo alternativa
y caigo entre las zarpas del terror,
de repente me sangra la saliva
y siento agudo y frío su sabor.

De repente se activan las alarmas,
y corre el corazón por las esquinas
buscando como loco un escondite.

De repente me quedo sin mis armas,
y pese a la inyección de adrenalina
el miedo insoportable no remite.