La instantánea
Algunas veces, sólo algunas veces,
decir adiós bajo la lluvia fría
nos envuelve en un halo tan solemne
que disipa el sabor a despedida.
La clave no es la lluvia sino el gesto
de alzar en el andén nuestro pañuelo,
sin encoger los hombros o cubrirnos
con un periódico de ayer, mojado.
Ahí nace la magia.
La instantánea
será (como ha de ser) en blanco y negro.
Y, ¿qué importa la historia, si la escena
transpira más amor que lejanía,
y menos desazón, y más ternura?
Algunas veces, cuando todo fluye,
el hecho de existir bajo la lluvia,
más que existir, insisto, es exhibirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario