martes, 27 de mayo de 2014

Entendiéndolo todo



Cuánto me gustaría decirte que estás vivo,
pero algún desaprensivo ha olvidado
conectar los electrodos al pentagrama,
y este silencio sordo de lineas paralelas
es demasiado evidente como para ocultarlo.

Así que no intentaré engañarte
con el camelo del sueño y la vigilia,
con la mentirijilla
                          piadosa
                                     del desmayo. 

No borraré las pisadas salvajes del olvido
en un intento ridículo de silenciar la realidad,
por siniestra,
por infame.
Por hija de puta
(resumiendo).

Cuánto me gustaría
no tener que señalarte las heridas,
no tener que explicarte
que la ausencia de dolor
es lo que nos separa a los que estamos vivos
de los que no lo estáis.

Odio la idea de romperte
todos los esquemas del espacio-tiempo.

Pero algún desaprensivo,
algún desalmado,
ha robado todos los segunderos a los relojes,
y no existe latido
que salte tal abismo.

Así que estoy aquí urdiendo un plan de fuga,
un modo de evitarme el sobresalto
de descubrirme en tus ojos
entendiéndolo todo.

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