A Javier Ruibal, por su música y su cercanía
Si
te tiene el jet lag atolondrado
y
no sabes si vuelan o si bailan,
si
el arte no te ha teletransportado
y
estás entre Manhattan y Long Island
será
que la gitana que robaba
sus
giros a las gatas callejeras
no
se volvió a la Isla que buscaba
y
se quedó contigo y tus ojeras.
Y
en esta hora de los miserables
a
tu voz no le falta ni un detalle,
ni
un detalle le falta a tu guitarra.
Así
que canta para echarle un cable
al
gitano que canta en plena calle
mirando
cómo un barco suelta amarras.
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