Era un ciudadano ejemplar, hasta que con 21 años asestó unas cuantas puñaladas (16 de ellas mortales) a un viandante con el que se había cruzado.
Todo el peso de la ley cayó sobre sus hombros, le echaron 30 años.
Fue entonces cuando empezó a ser un presidiario ejemplar.
Hoy treinta años después,sale, por fin, de su cautiverio.
Y es ahora, por primera vez, mientras la pesada puerta de hierro del penal se cierra ruidosamente a sus espaldas, cuando se siente encerrado por primera vez en mucho tiempo.
Paradojas de la mente humana, digo yo.
en serio paso eso es de verdad lo que cuentas?
ResponderEliminarque bueno que volviste
te dejo besines y como siempre eres bienevenido por mi blog!
besines stew.
:) SAU
No es una historia real Sau, el tema viene a partir de que se me ocurrió pensar en lo agobiante que debe ser sentirse "encerrado en la calle", y quise escribir algo que contuviera ese concepto...
ResponderEliminarGracias por los besines, se echaban de menos.