Lo malo no es morir, sino el vacío
que se encuentra después tras cada puerta.
Lo grave es descubrir el precipicio
y darse a la inercia inevitable.
Después de cada paso
viene otro paso más
y otro, y otro...
Lo malo no es andar,
tampoco detenerse,
lo malo es franquear el horizonte
dejando atrás, así, las referencias.
Lo malo es que la brújula,
errática, sucumbe,
y gira, y gira, y gira,
marcando todas las direcciones
y ninguna.
Lo difícil no es morir,
sino quedarse aquí tranquilo,
Sin parecer un fantasma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario