lunes, 21 de marzo de 2011

Llámame optimista.

El eco del silencio que retumba
allí donde mis dedos no hacen mella
me deja en la mirada grises huellas,
así mis cuchitriles se derrumban.

Si buscas leerás sobre mi tumba,
metáforas, clichés, prosopopeyas,
poemas y canciones que se estrellan
en este gris silencio que ahora zumba.

En fin, que la belleza siempre es breve,
y las heridas aunque sean leves
te dejan indeciso y pensativo.

De tanto caminar por el desierto,
ya ves, he terminado medio muerto,
o, llámame optimista, medio vivo.

2 comentarios:

  1. para caminar por eldesierto y sobrevivir hay que ser optimista...el desierto pude estar en el alma o en el corazon...y puedes terminar medio muerto...pero en el hijo se puede volver nuevo...

    besines amigo stew

    :o te dejo mis cariños

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  2. Perdido en el desierto y sin salir,
    haciendo del silencio una oración,
    el grito de batalla, la canción
    que arenga nuestras ganas de latir.

    Si la Nada se vuelve a repetir
    de punta a punta de la creación
    y roba cada verso algún ladrón
    del árido desierto del vivir

    Nos queda solamente en el camino
    las ganas de llamarle pan al vino
    y un grito en la garganta, un revulsivo.

    Por eso predicar en el desierto
    es dar muerte a las ganas de estar muerto
    y dar más fuerza al grito "¡Sigo vivo!"

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