Encuentro poesía hasta en la sopa,
en las paradas, en las marquesinas,
sonetos en el fondo de las copas,
en los andenes, en las oficinas.
Encuentro poesía en los diarios
en los carteles de la carretera,
encuentro versos dentro del armario,
en los papeles que hay en mi cartera.
Encuentro poesía en las esquinas,
en los burdeles, en las catedrales,
en la luna creciente y la que mengua.
Poesía detrás de las cortinas
poesía detrás de los cristales
poesía en la punta de la lengua.
Cajon desastre, trastero, tugurio, cuchitril, en fin... tu casa, el mundo, el universo.
domingo, 19 de enero de 2014
domingo, 12 de enero de 2014
Rebajas de Enero
Es fácil escribirle a Enero en pleno Enero,
hablar sobre sus simas de temperatura,
divagar, en tono melancólico, sobre la escarcha
o la lluvia,
sobre las horas pasadas
al abrigo de los familiares...
Es fácil escribirle a Enero en pleno Enero,
cuando la cuesta se escarpa
como un risco nevado.
Cuando sales a un centro vacío y de rebajas.
Es fácil escribirle a Enero en pleno Enero.
Inténtalo en Agosto,
ahí, cuando las chicharras acribillan
el oído nocturno,
cuando te levantas de la cama
buscando un grado menos
donde secar tu espalda.
Inténtalo entonces,
cuando chapotean los niños en la orilla
y corren los cangrejos en hilera
a refugiarse de un sol
que pesa y duele.
Acuérdate en Agosto de estos días,
mira hacia atrás con la mano hecha visera
y convéncenos entonces
de este frío de ahora,
convéncenos ahí,
cuando sudemos,
cuando tengamos la piel
cortada de salitre
emulando el patrón
del agua reflejada.
Convéncenos, cuando la lluvia
sea un recuerdo de la lluvia.
y no un presente cansino y acuciante.
Convéncenos entonces
de este frío.
Mi estrategia para hoy
será pedir un tinto
con naranja.
viernes, 10 de enero de 2014
El brindis
Hicimos de bambú la jaula para el panda,
negamos la evidencia delante del fiscal,
quisimos olvidar tomando drogas blandas,
dejamos para luego la dosis de Orfidal.
Nos fuimos a cazar con un traje de luces,
nos pegamos de bruces contra la realidad,
invertimos la apuesta: las caras fueron cruces,
y llamamos destino a la casualidad.
Encendimos la luz para ver las estrellas,
y vendimos los ojos para no ver la huellas
que dejamos andando por aquel lodazal.
Procuramos en balde evitar los insultos,
conjuramos el mal emboscado y ocultos,
nos bebimos, y el brindis quebró nuestro cristal.
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