y que luego se callan como un negro presagio.
y te llaman a gritos y después disimulan
y miran hacia el techo y silban distraídos
como haciendo que nada saben de este alboroto.
Hay poemas que huelen a tu piel de nenúfar
y te mojan los ojos con su leve rocío.
Poemas que circundan tu sombra y tus aristas
como un gato que pasa por tus pies derramado.
Hay poemas que ocultan la verdad en sus pliegues,
que disfrutan de toda la amplitud del misterio.
Y poemas que escupen un "te quiero" insolente
o un "me duele estar vivo" desde un lecho de mármol.
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