sábado, 11 de agosto de 2012

La ley de la selva


Caminas por la acera y todo es menos
que el silencio que dejas a tu paso,
curioso, tu perfecta primavera
repara los relojes con retraso.

Un súbito vacío, como el salto
de la pantera al cuello de su presa,
y todo es un enorme escalofrío,
un río de caliente sangre espesa. 

Te vas y te reclamo y me desangro
y aquí te espero, espero a que tú vuelvas,
sin rechistar acataré tu ley
La ley inquebrantable de la selva. 

Caminas por la acera y todo es nada
y el mundo sigue ciego su camino
sin verte en tus andares de pantera
ni ver cómo te afilas los caninos.

Y mientras tu cintura bambolea
su lluvia de volutas por la acera
furtivo, yo me embosco en la espesura
y espero, porque un cazador, espera. 

Te vas y te reclamo y me desangro
y aquí te espero, espero a que tú vuelvas,
sin rechistar acataré tu ley.
La ley inquebrantable de la selva. 

Que colecciono diosas y vestales
mujeres fatales y majas de Goya,
porque acumulo cosas hermosas
y en mi inventario me falta una joya.

Y así desde la esquina te vigilo
mojando mi colmillo en tu deseo
alguna vez me sacaré la espina
y contaré contigo en mi museo. 

Te vas y te reclamo y me desangro
y aquí te espero, espero a que tú vuelvas,
sin rechistar acatarás la ley.
La ley inquebrantable de la selva.

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