miércoles, 10 de octubre de 2012

La instantánea


Algunas veces, sólo algunas veces,
decir adiós bajo la lluvia fría
nos envuelve en un halo tan solemne
que disipa el sabor a despedida.

La clave no es la lluvia sino el gesto
de alzar en el andén nuestro pañuelo,
sin encoger los hombros o cubrirnos
con un periódico de ayer,  mojado.

Ahí nace la magia.

La instantánea
será (como ha de ser) en blanco y negro.

Y, ¿qué importa la historia, si la escena
transpira más amor que lejanía,
y menos desazón, y más ternura?

Algunas veces, cuando todo fluye,
el hecho de existir bajo la lluvia,
más que existir, insisto, es exhibirse.



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