Si me sacas la arena del bolsillo,
si provocas en mi cara el rubor,
si disipas en mi piel la calor
si me apuntalas el pie y el tobillo
Si restauras la almena a mi castillo,
si de cuajo me arrancas el temor,
si apaciguas mi incesante dolor,
si me proteges de la voz del grillo.
Cuando separes la paja del trigo,
las cosas se verán mucho más claras
y no habrá confusión que suene a excusa...
El caso es que jamás será mi amigo
aquel que mide con distintas varas
la viga de su ojo y mi pelusa.
Demoledor amigo Stewart bien hilado y con el toque de amrgor exacto, me alegra ver que sigues muy activo al contrario que yo que me pierdo bastante abrazos
ResponderEliminarGracias amigo... el caso es que, no sé bien a qué vino, la verdad...
ResponderEliminarA veces la poesía nos conduce por sendas desconocidas...
Como bien sabes estoy pendiente de tu blog, así que... encuentrate pronto!!!