Cuando tiempo te aceche y arrase con tu inercia,
y una incipiente lágrima dé brillo a tu mirada,
cuando el dolor navegue directo hacia tu puerta
escóndete en las últimas reliquias de la infancia.
Volviendo atrás la vista se entienden estas horas
de pálpitos calmados, de reposados sueños;
la ausencia es una losa que lastra lo que toca,
cuando roza una mano deja mugre en los dedos.
La duda no es si miento cuando digo: -"Te extraño",
la duda es si me oyes cuando grito tu nombre,
la duda es si este viento que recorre mis labios
es el que te susurra las palabras que oyes.
Cuando el tiempo te deje sin ganas de otra vuelta
en el viejo tiovivo, aquel, el que fue nuestro,
regresa hasta el origen, sobre las nueve y media,
dale cuerda al reloj y vencerás al miedo.