Los trenes que se alejan, las rendijas
por entre las que el frío me hace mella,
el nudo la garganta que degüella
los duelos, los quebrantos, las torrijas.
Las maletas perdidas, las autopsias
que nunca llevan a ninguna parte,
el vandalismo por amor al arte,
la cura de humildad de las biopsias.
Este eterno retorno al desamparo
que sufro cada vez que tu alma en pena
decide prorrogarme la condena:
hacer de tu presencia un lujo caro.
Este hueco en el quicio de la puerta
este iceberg rondando por el piso,
Este horrible dolor sin previo aviso
que dejas en mi cama ya desierta
Huir hacia las fauces del hastío
dudar hasta del último recurso
probar ante el espejo otro discurso,
amodorrarse en el escalofrío.
Abrir la puerta suturando heridas
romper las viejas fotos amarillas
luchar por no rascarse las postillas
aprender que sin ti también hay vida.
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