domingo, 22 de junio de 2014

La mira telescópica


Y ya que terminé

de hablar sin ton ni son,
de sacar la potencia
de dos a cuanto digo,
hablaré del errático
volar de algunos pájaros
que se acercan (sin rumbo
aparente) a tus sienes.

He de hacerte saber
que, al fin, el horizonte
nunca traza su línea
si miramos al suelo,
que es preciso mirar
los ojos del silencio
para dilucidar
si vienen o se quedan.

La verdad es que ahora
vuelvo sobre mis pasos
con la terca cadencia
de una noria infinita
que regresa al oscuro
conteo infatigable
una vez y otra vez
y otra más sin descanso.

Así que no te extrañes
si te encuentras en medio
de este monte de versos,
un verso que te cuenta
y luego la insondable
confusión de la inercia
que impía desenfoca
la mira telescópica.

y ¿qué más da el motivo?
cuando hay poesía
todo se desvanece
como en una película,
decir, doblar la espina,
no es igual que doblarla,
pero deja en la boca
el sabor de la gloria.

Así que deja siempre
vía libre a ese vuelo
de los pájaros ciegos
que te rondan oscuros,
déjalos vomitar
sus promesas de aire
o sus revoluciones,
qué más dan los motivos.

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