
Sumergir la cabeza
entre papeles amarillos.
Papeles que huelen a desván,
a húmedo sillón abandonado...
Beber la demacrada tinta milenaria...
apenas visible,
aún tímida y frágil.
Hinchar, con rielar de espuma,
cada hueco vacío de mi espalda.
Desde el más ínfimo hueso
hasta la más alta cumbre
y las falanges.
Esa es la verdadera razón,
la única razón
de mi demencia...
Adicto soy, señor, a los poemas...
... y me encuentro...
... en plena...
... recaída...
Enganchaito de la vidaaaaaaa!!!! te quiero cielote, que nu se te olvideeee
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