Cuando muere el poeta
No tengo en las manos
más que polvo y olvido,
ese vacío inefable
de las máquinas.
Nada queda ya
de las guirnaldas,
de las fuentes de luna,
de los horizontes...
Cuando muere el poeta
todo es polvo y ceniza,
todo papel que huye...
bibliotecas en llamas.
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