A veces necesito algo de ayuda,
un clavo al que agarrarme, un salvavidas,
y busco y nunca encuentro la salida
ni mano que a mis lágrimas acuda.
Y sólo con mi llanto y con mi duda
espero una esperanza que perdida
derrama su vinagre en mis heridas
volviéndome las penas más agudas.
A veces esa mano que preciso
regresa y se abre paso sin permiso
y me abre el corazón de par en par,
Y el velo de alquitrán que me cegaba
me deja disfrutar de la alborada.
Lázaro soy y empiezo a caminar.
Hola Stewart: Muy bonoto el poema.
ResponderEliminarUn beso para tí y otos para lourdes y Noa.
Tu tío Serafín
Hola tito, gracias por pasarte por aqui... ¡qué sorpresa!!!
ResponderEliminarPues Lázaro, levántate y camina,
ResponderEliminarya sabes que tendrás siempre en levante,
un hombro compañero que te aguante,
aun cuando la distancia es gigantina.
Te ofrezco mil canciones de Sabina,
y un cálido café casi humeante,
si tienes depresión, recojo el guante,
y le hago un nudo a tu noche dañina.
Te invito a no hacer caso a los espejos,
seguir pintando versos como escribes,
y dar muerte a las ganas de llorar.
No olvides liberarte de complejos,
la vida solo vale si la vives
sabiendo que podrás resucitar.