En el andén espero tu regreso
las horas transcurridas las devoro,
evoco la tibieza del tesoro
que tal vez traerá el siguiente expreso.
Espero como en el chiquero el toro
y como el toro, nunca salgo ileso,
espero en la estación y quedo preso,
el desencuentro nunca es indoloro.
La ausencia es una lúgubre cuchilla,
que horada el corazón y lo maltrata,
es ácido en la flor de la postilla.
El día en que marchaste, timorata,
juraste regresar a estas orillas,
en fin, no seré yo quien te rebata.
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