Stewart
A medida que van pasando años
se llevan las maletas más cargadas,
es fácil que no nos sorprenda nada,
y queramos huir de desengaños.
A medida que van saliendo canas,
se van dejando atrás los sueños vanos,
se van entristeciendo los veranos
es fácil despertarse en la desgana.
A medida que nos hacemos viejos
miramos con más odio los espejos
que nos infectan cada cicatriz
Lo suyo es escaparse del rebaño,
para entender lo que nos hace daño,
y vivir cada año más feliz.
CARONTE:
Lo cierto es que le espejo no perdona,
que los relojes queman donde escuece,
y es más el tiempo de lo que parece
marcándonos como un líbero en zona.
Cualquier día en la vida tan cabrona
es, a medida que nos envejece,
igual que un anodino martes trece
que nos va arrellanando en la poltrona.
La réplica, cuando la vida muerde,
es ser un viejecito golfo y verde
que aun cree en la gracia de las tonterías.
Tocarle el culo a la suerte indigesta,
y si pierdes algún día tu apuesta
en contra de la vida, que te rías.
STEWART:
Compañero Caronte, ¡Qué fortuna
que vengas a mi cuchitril coqueto!
Y si encima me escribes un soneto,
mi trastero se vuelve tu Laguna.
¡Menudo honor, en serio. No es secreto
que en esta cara inculta de la Luna,
el verso se atraganta si en ayunas
se lo das a probar a los catetos.
Se salvan, compañero de la quema,
tus versos, tus palabras, tus poemas.
Harás diana siempre que dispares.
Amigo de las redes internautas,
propongo que sigamos esta pauta
y hagamos "Sonetos Epistolares".
CARONTE
Acepto amigo mío yo este reto,
sumándome al esfuerzo literario
de dar luz al patrón epistolario
con la cadencia innata del soneto.
Lo haré lo bien que pueda, lo prometo,
mas junto a ti parezco yo un becario,
quizás deba buscarme otro adversario
más flojo y no este rey del alfabeto.
Primero fueron Góngora y Quevedo,
más tarde Fito Páez y Sabina,
ahora van Stewart y Caronte.
Mas eso sí, la daga del aedo
la haremos roma con "Buenrrollitina",
yo soy un aprendiz, tu un mastodonte.
STEWART
Confieso que tu aire de Sabina
me tuvo a tu bitácora abonado,
y ahora que en mi casa estás sentado,
ya sabes, métete hasta la cocina.
Y ahora que está el hielo destrozado,
y que he tomado la "Buenrrollitina"
confieso que los dedos me patinan
sacándole estos ripios al teclado.
Dan vértigo los grandes puestos juntos:
Fito, Sabina, Góngora, Quevedo...
Y tu nombre y mi nombre en esa lista.
Lo cierto que que a esta hora me pregunto
si puede más un "quiero" que un "no puedo",
y me respondo "Sí", dime optimista.