Cajon desastre, trastero, tugurio, cuchitril, en fin... tu casa, el mundo, el universo.
martes, 23 de diciembre de 2014
Nosotros los poetas...
Los poetas hacemos la compra en Mercadona,
los artistas también hacemos la colada,
los maestros del verso pasamos la fregona,
sí, los genios, mullimos, a veces, la almohada.
Los eruditos vamos a la panadería
y pedimos la vez, y compramos molletes,
los poetas, a veces, hacemos poesía,
pero a veces, también empanamos filetes.
Planchamos las camisas antes de los viajes,
regamos las macetas, cambiamos las bombillas,
los rapsodas sufrimos haciendo bricolaje
y metiendo cacharros en el lavavajillas.
Nosotros, los tocados por el don de las musas,
los que hallamos belleza en todos los rincones,
usamos una mopa cuando hay muchas pelusas,
y doblamos la ropa y ordenamos cajones.
Los poetas también nos metemos en charcos,
también nos golpeamos en el dedo meñique,
los artistas potamos cuando se mueve el barco,
y nos acojonamos si el barco se va a pique.
Nosotros, que os miramos por encima del hombro,
aspiramos la alfombra, paseamos al perro,
preparamos bizcochos, retiramos escombros,
cosemos dobladillos y salteamos puerros.
En fin, somos personas normales y corrientes,
nos gustan los gatitos, odiamos las arañas,
tenemos halitosis, se nos pican los dientes,
se nos nubla la vista, nos quitamos legañas.
domingo, 21 de diciembre de 2014
Poemas
Hay poemas que hablan de ti súbitamente
y que luego se callan como un negro presagio.
hay poemas que te nombran en todas sus esquinas
y te llaman a gritos y después disimulan
y miran hacia el techo y silban distraídos
como haciendo que nada saben de este alboroto.
Hay poemas que huelen a tu piel de nenúfar
y te mojan los ojos con su leve rocío.
Poemas que circundan tu sombra y tus aristas
como un gato que pasa por tus pies derramado.
Hay poemas que ocultan la verdad en sus pliegues,
que disfrutan de toda la amplitud del misterio.
Y poemas que escupen un "te quiero" insolente
o un "me duele estar vivo" desde un lecho de mármol.
y que luego se callan como un negro presagio.
y te llaman a gritos y después disimulan
y miran hacia el techo y silban distraídos
como haciendo que nada saben de este alboroto.
Hay poemas que huelen a tu piel de nenúfar
y te mojan los ojos con su leve rocío.
Poemas que circundan tu sombra y tus aristas
como un gato que pasa por tus pies derramado.
Hay poemas que ocultan la verdad en sus pliegues,
que disfrutan de toda la amplitud del misterio.
Y poemas que escupen un "te quiero" insolente
o un "me duele estar vivo" desde un lecho de mármol.
sábado, 18 de octubre de 2014
Tiempo
Alguien dirá después que ya no hay tiempo.
Después de que el reloj se autolesione
y se extirpe las flechas que señalan sus pasos.
Después de que el otoño amarillee
las últimas hojas de un calendario.
Alguien alzará su voz por encima del viento
para gritar que ya no hay tiempo
y cerrará la puerta
como quien sutura una falla
que vibra en la epidermis.
Y dejará sin sentido el sentido de lucha,
y dejará sin aliento a este ciento volando,
como quien cercena sin tregua
cada primer rayo de sol de cada día.
Pero yo alzaré mi voz
por encima de esa voz
que se alza por encima del viento,
y gritaré, hasta romperme el alma,
hasta que sangren los ojos
del silencio ancestral
que me gobierna,
que nada nos pertenece,
salvo el tiempo.
Que no tenemos nada,
excepto tiempo.
Gritaré como gritan
los hijos de la guerra,
los que sólo han vivido
para la guerra,
y tienen la voz adaptada
al fragor y a la metralla,
a la sangre, a la ceniza,
al terror, a la morfina,
a la muerte y al orgasmo,
que sí,
que queda tiempo,
y que de hecho
el tiempo es lo único que queda
cuando ya no queda nada.
Después de que el reloj se autolesione
y se extirpe las flechas que señalan sus pasos.
Después de que el otoño amarillee
las últimas hojas de un calendario.
Alguien alzará su voz por encima del viento
para gritar que ya no hay tiempo
y cerrará la puerta
como quien sutura una falla
que vibra en la epidermis.
Y dejará sin sentido el sentido de lucha,
y dejará sin aliento a este ciento volando,
como quien cercena sin tregua
cada primer rayo de sol de cada día.
Pero yo alzaré mi voz
por encima de esa voz
que se alza por encima del viento,
y gritaré, hasta romperme el alma,
hasta que sangren los ojos
del silencio ancestral
que me gobierna,
que nada nos pertenece,
salvo el tiempo.
Que no tenemos nada,
excepto tiempo.
Gritaré como gritan
los hijos de la guerra,
los que sólo han vivido
para la guerra,
y tienen la voz adaptada
al fragor y a la metralla,
a la sangre, a la ceniza,
al terror, a la morfina,
a la muerte y al orgasmo,
que sí,
que queda tiempo,
y que de hecho
el tiempo es lo único que queda
cuando ya no queda nada.
martes, 14 de octubre de 2014
Que no nos venza nada
Ni este sueño que nos lastra los párpados,
ni esta duda que nos quiebra las páginas,
ni este hastío con su lengua maléfica,
ni este miedo que cercena carótidas,
ni este tiempo que aglutina carámbanos,
ni esta miga que se adhiere a la úvula,
ni este templo con sus blancos relámpagos,
ni esta casa que amontona a sus huéspedes,
ni el silencio con sus notas tan átonas,
ni la muerte con su tono tan Thánatos,
ni el amor con sus frescas campánulas,
ni el alcohol con sus brumas volátiles,
ni este cielo que nos lanza sus pájaros,
ni este avión que nos cede sus hélices,
ni este barco que nos brinda el océano,
ni este suelo con su cara tan árida,
ni la herida que supura de súbito,
ni la arcada que levanta el estómago,
ni la baba que va antes del vómito,
ni la carta que nos hunde en lo inhóspito,
ni el andén que nos cubre de lágrimas,
ni el calor y su oscuro propósito,
ni la mano que inicia los trámites,
ni el futuro y su cruel matemática.
lunes, 29 de septiembre de 2014
Lo malo del quizá.
Lo malo del "quizá" es que es tan solo
un no que no ha querido hacerme daño,
un modo de engañar pero sin dolo,
pintando coloretes al engaño.
Lo malo del "tal vez" es que me deja
igual que un no, pero con esperanzas
y un hambre que malhiere y despelleja.
Tal vez es una puta adivinanza.
Lo malo de la duda es que corroe
evitame los puntos suspensivos.
Di sí o no. No mates con sí, pero.
Lo bueno de saber es ese aloe
que sana con su aliento curativo.
Libera o mata... no hagas prisioneros.
martes, 9 de septiembre de 2014
Piensas en el azar
Para Mrs Wilde por aquello del azar
El viento no mueve tu sombrero hasta que alargas la mano...
entonces, cuando ya casi rozas con tus dedos el tejido
se repite la misma danza eterna del amor y del miedo.
El sombrero se aleja, sin más, sobrevolando
mecido por un viento ausente hasta este instante
la sombra que traza tu mano infructuosa
que se aferra a un enorme vacío repentino.
Hay días que sucede la danza de otro modo
y un periódico ajado te persigue incansable
o te atrapa el tobillo una bolsa de plástico
y no hay, o no encuentras, un refugio decente.
Piensas en el azar, pero no te equivoques,
ese cabrón dispara con los ojos cerrados
y casi siempre acierta, por eso no le aguanto.
Y mientras, el sombrero corre por la avenida
sólo un poco más lejos de lo que son capaces
de estirarse tus músculos sin ceder ese paso
que provoca otro aliento de brisa infatigable.
¿Cuál es el mecanismo? ¿qué extraña matemática
aleja los sombreros y aproxima basuras
con el paso medido para huir o encontrarnos?
viernes, 8 de agosto de 2014
La verdad más sencilla
Para Lourdes...
Escribir al amor como lo hicieron
las trémulas voces de tantos poetas,
decirte al oído los poemas cáusticos
que tal vez confundan
tu luz y mi memoria.
Susurrar endecasílabos cálidos
que te licuen el hielo de la duda,
humedecer el árido silencio
con litros de versos
en cascada imparable.
Nombrarte, por ejemplo, a Benedetti,
sentados en un banco
a la izquierda de un roble, y decirte: "te quiero,
menos mal que te quiero"
y hablarte de una nube sobre el jardín botánico.
O nombrarte a Girondo y dejarte bien claro
que no me importa nada tu aliento matutino
ya sea afrodisíaco o sea insecticida
que lo que no soporto, lejos de que tu piel
sea lisa o surcada por profundas arrugas
horadadas de tiempo
es la ausencia de alas...
para no ver mi sombra confundida en la sombra
elévate y saldré como un loco a buscarte.
Escribirte esos versos que ya escribieron otros
locos enamorados en plena efervescencia:
No entender el amor si no es contigo
descubrirme más ciego al quitarme tu venda.
Nombrarte, por poner, a Don Ángel González,
y ser por un momento Dios y tener el secreto,
y probarte a la manera de los panaderos,
y presentir que eres y te llamas
con ese nombre tuyo tan pequeño.
O sufrir la locura de Leopoldo Panero
tener el alma libre, y enclaustrada la sombra
y la firme intención de matarte mañana.
para soñar con dioses y árboles y madres.
Regalarte la voz de Neruda y traer
de las montañas flores alegres,
avellanas salvajes y cestas silvestres de besos.
Y mirarte infinita callada y constelada
y escucharte un gemido para la primavera.
O mirarte, quizás, con los ojos cansados
a la vuelta de un día de albaranes y gritos,
y que entiendas sin más
y escucharte un gemido para la primavera.
O mirarte, quizás, con los ojos cansados
a la vuelta de un día de albaranes y gritos,
y que entiendas sin más
que el amor es quien dicta
la verdad más sencilla
la verdad más sencilla
de que somos capaces.
lunes, 21 de julio de 2014
Ahora
Ahora que el dolor es la frontera
entre darnos la mano o dar mordiscos,
ahora que la sombra determina
la hora criminal de las sirenas.
Ahora que la suerte es el silencio
mojándonos de lágrimas las sábanas,
ahora que la muerte es la inquilina
más cínica de todo el vecindario.
Ahora que amanece sin complejos
la cruda realidad y estamos vivos
mirándonos las palmas de las manos
como genios perdidos de repente.
Ahora que tiramos la toalla,
ahora que corremos sin destino,
ahora que cerramos la cancela
y cancelamos vuelos programados.
Ahora que volvemos la mirada
y nada tiene ya ningún sentido,
ahora que elegimos la zozobra,
ahora que logramos rescatarnos.
Ahora que la inercia no nos echa
su aliento mineral en el cogote,
que no nos atormenta el desencanto
ni nos cercena el alma la costumbre.
Ahora que encontramos la respuesta
que ya no somos súbditos del pánico,
ahora que arrancamos cabelleras
o fumamos en pipa y nos sentamos.
sábado, 12 de julio de 2014
Palabras sueltas
Pronunciar palabras sin pensar,
ejercitando a conciencia un automatismo aleatorio,
dejar la mente en blanco y la lengua suelta
y arrancarle sonidos a este cuerpo sin norte.
Lanzarme a la aventura,
como un mochilero ciego
por una carretera secundaria
después de asesinar a Boby, o Thor,
o como coño quiera llamarse
el puto labrador que era su faro.
Lanzarme a la aventura
como una bandada bulliciosa
de pájaros sin rumbo, que no tendieran a seguir
el movimiento azaroso del pájaro perdido más cercano.
Pulsar la tecla de reinicio,
comenzar la andadura girando en torno
a la absoluta terquedad del cero.
Balbucear en principio sonidos guturales
de esos tenebrosos que resuenan por dentro.
Comprender el dulce mecanismo del verbo y accionarlo
como quien deja al azar del viento la cruz de una moneda.
Y darme cuenta pronto de que sin duda mi lengua
tiende siempre a las letras que dan forma a tu nombre.
lunes, 7 de julio de 2014
Dualidad singular.
A veces salgo bien del laberinto,
a veces se me escapa la salida,
a veces cedo el pulso a los instintos,
a veces cierro el corazón con bridas,
a veces me amilano ante el tirano,
a veces me rebelo y lo derroco,
a veces todo es oro entre mis manos,
a veces vuelvo mierda cuanto toco,
a veces no me veo en los espejos,
a veces vivo dentro de un reflejo,
a veces tengo un plan, a veces no,
a veces no me creo lo que digo,
a veces me enamoro de mi ombligo,
a veces siendo otro soy más yo.
miércoles, 2 de julio de 2014
Lo que es la vida.
Para Lourdes, Noa y Abril...
Que siempre estáis ahí, mejorando la foto.
Esto no es más que otra playa desierta.
la vida es otra cosa, joder, la vida duele,
y huele a chamusquina, a veces y lacera,
y deja cicatrices imborrables, de esas feas
que parecen labradas con pincho carcelario
y no con el filo aburguesado de los escalpelos.
Esto no es más que otra puta playa desierta,
la vida, la vida es otra cosa, joder, es estallar
y ver fluir el agua, y ver una esfera perlarse repetida
sobre tu espalda animal entre jadeos,
y abrirse paso a empujones brutalmente amorosos.
Esto no es más que otra simple playa desierta,
La vida es otra cosa, la vida es esperar
a que cese el latido de la viva raíz del amor más profundo,
alcanzar entre dos, la trinidad más una,
con el simple ademán de clavarnos las uñas.
La vida es el tic tac que taladra las sienes
y eriza, de la flor, su racimo de estambres.
Esto no es más que otra playa desierta,
no es vida si no estáis mejorando la foto.
miércoles, 25 de junio de 2014
Dónde
Dónde estabas ayer mientras pasaba aquello de hacerse nuestro un rato el cetro de la victoria.
Sobre qué oscuro rincón se aposentó tu sombra,
mientras la luz del mundo cauterizaba viejas úlceras.
Sí, se calló la costra de la herida antigua,
no sirvió su silencio contra el fusil de asalto,
ni contra el devenir furioso y cruel de la navaja.
Sí, se calló y negó, como niegan, cobardes, la realidad tres veces antes del aguacero.
Dónde estabas entonces,
cuando el frío alimentaba el trémulo crepitar de mis falanges,
cuando la lluvia bordaba con cristales las pupilas cansadas,
cuando existió el silencio y se hizo absurdo intentar la machada de cambiarnos la historia.
Dónde cuando luchamos como luchan los pájaros por hacerse una sombra que atraviese las nubes.
Dónde cuando corrimos como seres salvajes desnudos y asustados, pero un poco más libres.
Dónde estabas, di, cuando la noche,
callada y consternada,
dejó caer sus manos y se dio por vencida,
mientras se abandonaba a la inercia de seguirse los pasos.
Dónde,
cuando la tos arrancó otro quejido al raído reloj de sol de estos pulmones que dono a la ceniza del pasado reciente.
Dónde, dónde, dónde, dónde estabas entonces,
y dónde estás ahora, que supuran las bocas palabras desenvueltas, verdades como puntas de lanzas del destino,
clavadas al costado del tiempo que nos mira como un nuevo Mesías.
domingo, 22 de junio de 2014
La mira telescópica
Y ya que terminé
de hablar sin ton ni son,
de sacar la potencia
de dos a cuanto digo,
hablaré del errático
volar de algunos pájaros
que se acercan (sin rumbo
aparente) a tus sienes.
He de hacerte saber
que, al fin, el horizonte
nunca traza su línea
si miramos al suelo,
que es preciso mirar
los ojos del silencio
para dilucidar
si vienen o se quedan.
La verdad es que ahora
vuelvo sobre mis pasos
con la terca cadencia
de una noria infinita
que regresa al oscuro
conteo infatigable
una vez y otra vez
y otra más sin descanso.
Así que no te extrañes
si te encuentras en medio
de este monte de versos,
un verso que te cuenta
y luego la insondable
confusión de la inercia
que impía desenfoca
la mira telescópica.
y ¿qué más da el motivo?
cuando hay poesía
todo se desvanece
como en una película,
decir, doblar la espina,
no es igual que doblarla,
pero deja en la boca
el sabor de la gloria.
Así que deja siempre
vía libre a ese vuelo
de los pájaros ciegos
que te rondan oscuros,
déjalos vomitar
sus promesas de aire
o sus revoluciones,
qué más dan los motivos.
En el catorce firmo el finiquito.
Pongamos que este verso es el primero
y que este es el segundo que comparto,
digamos que ahora escribo aquí el tercero
y que este ya no es otro sino el cuarto.
Suponte que en el quinto no patino,
que este sexto verso ya lo acabo,
que el séptimo verá el mismo destino
que el cuarto, el quinto, el sexto y este octavo.
Imagina que el nono es el noveno,
y el décimo no es de lotería,
con este, once de once dejo escritos.
Con doce versos ya no tengo freno,
aquí van trece líneas muy vacías,
y en el decimocuarto, finiquito.
martes, 17 de junio de 2014
Aunque la vida me gruña
Yo que nunca tuve ganas
de enfrentarme a los molinos,
y me escondí en la ventana
para evitar al vecino.
Yo que dudé de dudar,
que me engaño y me lo creo.
Yo que puse en el azar
remedios contra el mareo.
He aprendido la lección
y aprieto dientes y uñas
y no me voy al rincón
aunque la vida me gruña.
Yo que siempre tuve miedo
del precio de seguir vivo,
que grité ¡Quiero y no puedo!
y quemé los negativos.
Yo que encendía la luz
para no ver mi vacío,
yo que enseñé al avestruz
su estrategia contra el frío.
He aprendido la lección
y aprieto dientes y uñas
y no me voy al rincón
aunque la vida me gruña.
Yo que solía poner
sin dudar la otra mejilla,
yo que aprendí a parecer
la sombra de una colilla.
Yo que vivía en la excusa
para explicar la derrota,
yo que acumulé pelusas,
yo que fui el eterno idiota.
he aprendido la lección
y aprieto dientes y uñas
y no me voy al rincón
aunque la vida me gruña.
jueves, 12 de junio de 2014
Que inundes el mundo con tus versos
pendiente a la deriva de las nubes.
Conoceré antes que nadie por dónde va arreciar,
por dónde llorará gotas azules.
Escrutarás mi mirada buscando información,
un clavo al que agarrarte, una respuesta.
un clavo al que agarrarte, una respuesta.
Yo te daré instrucciones consciente del error,
dejando que te abata la tormenta.
Ya sabes que prefiero que sufras por amor,
así que nunca sigas mis consejos.
Serán tan solo un modo de herirte el corazón
y que inundes el mundo con tus versos.
Vigilaré la amenaza, sabré donde será
el aluvión de rayos, la hecatombe.
Señalará mi dedo la cruda realidad
mojando el corazón del horizonte.
Acudirás tranquila, sin nada que temer,
seguirás paso a paso mi camino
seguirás paso a paso mi camino
apostarás la vida y volverás a perder
y escribirás los versos que no escribo.
Ya sabes que prefiero que sufras por amor,
así que nunca sigas mis consejos.
Serán tan solo un modo de herirte el corazón
y que inundes el mundo con tus versos.
martes, 27 de mayo de 2014
Entendiéndolo todo
Cuánto me gustaría decirte que estás vivo,
pero algún desaprensivo ha olvidado
conectar los electrodos al pentagrama,
y este silencio sordo de lineas paralelas
es demasiado evidente como para ocultarlo.
Así que no intentaré engañarte
con el camelo del sueño y la vigilia,
con la mentirijilla
piadosa
del desmayo.
No borraré las pisadas salvajes del olvido
en un intento ridículo de silenciar la realidad,
por siniestra,
por infame.
Por hija de puta
(resumiendo).
Cuánto me gustaría
no tener que señalarte las heridas,
no tener que explicarte
que la ausencia de dolor
es lo que nos separa a los que estamos vivos
de los que no lo estáis.
Odio la idea de romperte
todos los esquemas del espacio-tiempo.
Pero algún desaprensivo,
algún desalmado,
ha robado todos los segunderos a los relojes,
y no existe latido
que salte tal abismo.
Así que estoy aquí urdiendo un plan de fuga,
un modo de evitarme el sobresalto
de descubrirme en tus ojos
entendiéndolo todo.
viernes, 23 de mayo de 2014
Que tiraste la piedra
Que me clavé tu aguja en el granero,
Que me enseñaste cuánto vale un peine,
que le diste su forma a mi zapato,
que me marcaste un gol con el empeine.
Que me rompiste todos los esquemas
que comulgué con ruedas de molino,
que fuiste sin esfuerzo juez y parte
que me deje engañar igual que un chino.
Que perdí la cabeza nuclear
que me ataste al carajo en el naufragio
que me hiciste borrón y cuenta nueva
que te burlaste de mi mal presagio.
Que tuviste y me echaste a mí la culpa
que borraste el archivo y la memoria,
que envidaste a la vida de farol,
que tapiaste las puertas de la gloria.
Que rompiste la suerte y el espejo
que me pagaste con otra moneda
que arruinaste las ruinas de mi casa
que me atrapaste en tus hilos de seda.
Que tiraste la piedra y escondiste
la mano que domina mis idiomas.
Que inventaste esta especie de cadáver
que en el filo de un espejo roto asoma.
lunes, 19 de mayo de 2014
Vomitar
Ahora es que nos toca vomitar.
Conocernos la línea de la vida
y horadar atajos imposibles
hacia futuros inhóspitos
plagados de mentiras
demasiado evidentes.
Arrancarle las alas a las moscas
como niños (o sádicos
con ínfulas de dioses descreídos).
Troquelar la silueta del espejo
para arrancarnos de cuajo
del fondo y de las formas,
y que no quede más
que nuestro espacio vacío,
esperando sin miedo
la hora del colapso.
Ahora es que nos toca vomitar.
Hartarnos de tanto hartazgo prematuro,
de tanta nimiedad encumbrada y radiante,
de la vacua arrogancia vertebrada
en un sinfín de sobrenombres absurdos.
Ahora es que nos toca
abrazarnos con fuerza al inodoro,
y sofocar las arcadas,
deshacernos de esa baba espesa
que se abraza a la úvula
como una madre a un hijo
antes de una hecatombe.
Buscarnos las cosquillas,
establecer parámetros
que dejen claro el signo
de todas nuestras guerras,
sabernos de memoria
el sabor del silencio,
la amargura de todo
este dolor repetido.
Ahora es que nos toca vomitar,
regurgitar los engaños
de los antepasados
y aprender las historias
de la historia olvidada.
Volver sobre las huellas
para no dejar rastro
y evitar el desastre
de temblar o rendirnos.
miércoles, 14 de mayo de 2014
Lo importante
Lo importante no es que tengas en los ojos
más luz de la que cabe en mi mirada,
ni que seas capaz, solo existiendo
de dar sentido a todo lo demás,
(y aquí te hablo de universos
o aleteos minúsculos,
de paradojas
o de gilipolleces)
Lo importante no es
que habite entre tus manos más la vida,
o que nazcan de tu sombra los inviernos,
o que tu ritmo marque mi latido,
o tu silencio arranque mis palabras.
Lo importante no es que estés tan cerca
de estar aunque no estés, que estás, eterna.
ni que tu huella fije el epicentro
de todos mis seísmos interiores,
ni que un centímetro cuadrado de tu cuerpo
mida más años luz que una galaxia,
lo importante no es eso.
Lo importante no es que tengas sueños
y que se cumplan y todo sea perfecto,
lo importante no es que se arrodille
el destino a mirarte como un súbdito.
Lo importante querida es que no sabes
ni una sola de todas tus virtudes,
y te paseas así, como si nada,
como si tu milagro cotidiano
no tuviera que ver nada contigo.
sábado, 3 de mayo de 2014
Poco a poco
No soy de los que dicen: "¡Bueno basta!"
y ponen pie en pared y todo al traste,
no sufro ese rencor, crudo, que aplasta,
ni sufro del orgullo su desgaste.
No soy de los que sueltan la patada,
de los que matan moscas con el rabo,
mi rabia siempre tiende hacia la nada,
y siempre acabo asido a un rojo clavo.
No soy de los que van al campanario
fusil en ristre a hacer como quien mata,
no soy de los que actúan a lo loco.
No soy un capitán, no soy corsario,
no soy lo que no soy, (hablando en plata)
pero eso está cambiando poco a poco.
y ponen pie en pared y todo al traste,
no sufro ese rencor, crudo, que aplasta,
ni sufro del orgullo su desgaste.
No soy de los que sueltan la patada,
de los que matan moscas con el rabo,
mi rabia siempre tiende hacia la nada,
y siempre acabo asido a un rojo clavo.
No soy de los que van al campanario
fusil en ristre a hacer como quien mata,
no soy de los que actúan a lo loco.
No soy un capitán, no soy corsario,
no soy lo que no soy, (hablando en plata)
pero eso está cambiando poco a poco.
De repente
De repente no tengo más que miedo
colgando de mi corazón maltrecho,
de repente descubro que no puedo
con tanta oscuridad ahí al acecho.
De repente no tengo alternativa
y caigo entre las zarpas del terror,
de repente me sangra la saliva
y siento agudo y frío su sabor.
De repente se activan las alarmas,
y corre el corazón por las esquinas
buscando como loco un escondite.
De repente me quedo sin mis armas,
y pese a la inyección de adrenalina
el miedo insoportable no remite.
sábado, 19 de abril de 2014
Escribiendo estupideces.
Después de todo es cierto eso de
que no son horas de andar escribiendo estupideces.
Es demasiado tarde para andarse por las ramas
y el vértigo no ayuda en absoluto.
(Eso también es muy cierto).
Tengo la sensación de estar perdido, de no saber si vengo o voy,
pero tengo muy claro qué es lo que tengo que decir,
el problema no es el qué.
El problema es siempre el cómo.
E intentando diseñar un cómo,
como los de las películas,
de esos con violines de fondo,
dando dramatismo,
de esos fluidos y sin tropiezos,
de esos que deslizan su verdad de cuchillo
entre la mantequilla tibia de tus miedos
casi sin rozarla,
intentando encontrar el cómo, para soltar el qué
es que me estanco.
Y doy vueltas y vueltas
como en una noria que no para de girar y girar
en torno a un eje que no avanza.
Y no avanzo.
Todos mis cómos son escupitajos,
vomitonas,
explosiones,
erupciones volcánicas,
cataclismos,
hecatombes
y claro…
lógicamente los rechazo,
ya que
son básicamente incompatibles con la vida.
Y el cómo nunca debe interponerse.
Lo importante,
lo fundamental,
lo que sí puede ser definitivo
es el qué,
y el qué lo tengo,
claro,
Claro, pero… ¿cómo?
Y en esas ando,
ahora que son las dos de la mañana,
sabiendo que no es hora
de andar escribiendo estupideces:
escribiendo estupideces.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)